domingo, 23 de marzo de 2014

¿Quién ayuda al ayudador?

Como dice el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, “ayudar es un arte y como todo arte, es necesario conocerlo, se puede aprender y practicar”.
Todos los seres humanos necesitamos y dependemos de la ayuda de otro. Como también necesitamos ayudar.
Sólo así nos podemos desarrollar, intercambiando la ayuda. Aquel que no necesita ser ayudado, tampoco necesita ayudar.
El acto de ayudar no solamente sirve al otro sino también a nosotros mismos.
En ocasiones el acto de ayudar se convierte en profesión y puede ser muy útil si el ayudador está realmente preparado.
“Ayudar es un arte”
Bert Hellinger, en su libro Los órdenes de la ayuda, habla de cinco órdenes principales en la ayuda. Se refiere al dar y al tomar entre personas, una que solicita ayuda y otra que la ofrece.
1.     Primer orden de ayuda
Sólo podemos dar aquello que tenemos y sólo podemos esperar y tomar aquello que realmente necesitamos. No puedo ayudar en algo en lo que no soy competente.
Por otro lado, tampoco puedo esperar del otro aquello que no tiene, es decir, sé que el ayudador tiene limitaciones.
De nada sirve dar lo que el otro no necesita, ni tomar lo que no necesitamos.
Como tampoco esperar de otros que nos den aquello que no nos pueden dar, porque no lo tienen.
Así pues dar y recibir o tomar tiene sus límites.
2.     Segundo orden de ayuda
Solo se puede ayudar hasta donde las circunstancias lo permitan. Sólo cambiará aquello que el cliente puede y necesita cambiar.
Debemos tener en cuenta a la persona a la que vamos a ayudar y a todas las circunstancias que lo rodean, a los eventos externos (por ejemplo: enfermedades hereditarias) e internos (por ejemplo: implicaciones o mandatos familiares) que no pueden ser cambiados en ese momento.
En ocasiones la relación de ayuda se establece en torno a la necesidad del ayudador de cambiar el destino de su cliente, sin tener en cuenta la necesidad real del cliente, que depende muchas veces de limitaciones circunstanciales que debe tenerse en cuenta para que sea posible la verdadera ayuda.
3.     Tercer orden de ayuda
La relación de ayuda tiene que ser entre iguales. Cuando estemos trabajando con personas adultas, la posición de ayuda útil es aquella en la que nos aproximamos al otro como lo que es, un adulto.
Es decir, el ayudador no debe situarse en el lugar del padre o de la madre del cliente, de la misma manera, el que pide la ayuda no debe buscar en el ayudador a un progenitor o a un hijo.
El terapeuta, el ayudador, debe mantener el límite de quién es cada cual y siempre trabajar de adulto a adulto para que la relación sea igualitaria y podamos empoderar al otro con sus propios recursos.
Totalmente diferente sería el caso de trabajar con niños. Si el paciente es un niño es importante que los terapeutas no se posicionen en el lugar de los padres.
Siempre han de acompañar al niño, sabiendo que los padres están y que son incluidos.
4.     Cuarto orden de ayuda
El ayudador no solamente ve al otro como un individuo aislado sino que tiene en cuenta a todo su sistema familiar y social, es decir, a todo lo que influencia a esa persona, con lo cual el ayudador lo ve como algo más que un solo individuo, tiene una visión ampliada de él.
La aproximación al paciente ha de ser sistémica y menos enfocada a lo personal. No construimos una relación personal con él.
5.     Quinto orden de ayuda
Este orden habla de integrar, de tener una mirada integradora, unificadora, de estar al servicio de la reconciliación de aquello que fue separado o apartado del cliente.
El que pide la ayuda es ayudado en su globalidad, con todo, tanto lo que se pueda considerar bueno como lo malo. El que verdaderamente ayuda, no juzga.
El equilibrio
El ayudador tiene una tendencia a pensar que no necesita ayuda, que no necesita nada del otro, pero esto no es cierto.
Cuando ocurre esto y el ayudador no buscar ayuda para tratar sus propios conflictos emocionales, entonces su ayuda no es eficaz.
El ayudador debe hacer un trabajo personal continuo, de nada le sirve una sólida formación académica si no va acompañada de un trabajo personal concienzudo y continuo.
Y ese trabajo personal empieza cuando el ayudador se da cuenta de que, para mantener el equilibrio, necesita también de la ayuda de los demás.
Pensemos que la ayuda permite que nos podamos sentir felices al dar y recibir de forma equilibrada.
Absoluto desinterés
Es entonces, en ese momento en que el ayudador es consciente de que también necesita ser ayudado, cuando puede de verdad ayudar a los demás con un desinterés absoluto y una entrega total, sin esperar nada a cambio, sin esperar el agradecimiento o el reconocimiento.
Es una ayuda totalmente desinteresada, fruto de la unión de la formación constante, la propia sabiduría interna y el amor incondicional. Es esta mezcla la que va a servir de verdad en el trabajo de ayuda.
Acorde con esto, vamos a comenzar una campaña en la red social Pinterest en la que pondremos una vez a la semana, concretamente los lunes, una frase que pueda servir de ayuda al ayudador.  
Podeis encontrarnos en pinterest pinchando aquí. 
Y concretamente puedes pinchar en el tablero de ayuda al ayudador 
 Hoy nos adelantamos a la de este lunes:


Haremos esto durante un período de 15 semanas y después las pondremos de nuevo todas juntas aquí en nuestro y vuestro Blog.
Esperamos que os sirvan de ayuda.

Si tienes alguna sugerencia, duda, inquietud o quieres saber más sobre el tema que hemos tratado aquí o sobre otros temas que sean de tu interés, por favor, no dudes en contárnosla y te ayudaremos con muchísimo gusto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario