miércoles, 1 de enero de 2014

La crisis curativa

¿QUÉ ES UNA CRISIS CURATIVA?
Nuestro cuerpo tiene los recursos necesarios para adaptarse al medio y recuperar la salud cuando es necesario. También posee la sabiduría para utilizarlos. Todos los sistemas del cuerpo trabajan juntos para eliminar los productos de desecho y regenerar los tejidos. Cuando hay un exceso de toxinas que pueden comprometer la salud, provoca una crisis curativa para eliminarlas.
Podemos decir que una crisis curativa es un proceso de purificación o limpieza de nuestro cuerpo, que se traduce en una serie de síntomas.
Según Constantin Hering, reconocido homeópata:
"La mejora y la curación se producen de dentro a afuera. Los síntomas desaparecen desde arriba hacia abajo. Las molestias van desde un órgano importante a otro menos importante. Los síntomas desaparecen en el orden inverso a su aparición".

¿PORQUÉ SE PRODUCE?
Nuestra actual forma de vivir y de alimentarnos nos lleva a acumular numerosas toxinas. También algunos traumatismos externos y cirugías provocan adherencias e inmovilidad de los tejidos, en los que disminuye el aporte sanguíneo y la capacidad de eliminación.
Por otro lado, es habitual consumir fármacos que cortan estas crisis cuando aparecen y, de este modo, se produce más acumulación de las toxinas en los tejidos corporales, generando procesos patológicos crónicos. Cuando, por alguna razón, el cuerpo es incapaz de completar sus crisis de curación naturales, enfermamos.
La crisis puede producirse de forma espontánea o derivada de algunas dietas de desintoxicación y de terapias no agresivas, en las que se trabaja favoreciendo los mecanismos de autocuración del cuerpo, como la terapia craneosacral o la osteopatía visceral, entre otras.
En el caso de la terapia craneosacral y la osteopatía visceral, es habitual que se produzcan crisis curativas en las primeras sesiones, aunque no ocurre siempre. Cuando los tejidos se van recuperando, las crisis van disminuyendo.
Es importante conocer estos los síntomas porque si no podríamos pensar que el tratamiento nos empeora y lo dejaríamos, cuando ocurre justo lo contrario. Los síntomas son pasajeros y después disfrutamos de la mejoría. El tejido intersticial, ya limpio de toxinas, permite un mejor intercambio sanguíneo, comienza a nutrirse y poco a poco va regenerándose. Aunque empecemos a sentirnos mejor, el proceso completo de regeneración suele tardar algunos meses. 

¿COMO LA EXPERIMENTAMOS?
Las reacciones físicas que se experimentan durante una crisis curativa suelen ser de carácter agudo como por ejemplo: erupciones en la piel, náuseas, fiebre, dolor de cabeza, somnolencia, estreñimiento, diarrea, resfriados, otitis, sudoración, abscesos o furúnculos o cualquier otro medio del que el cuerpo se valga para liberar las toxinas.
En ocasiones se produce un empeoramiento de los síntomas actuales, es posible que se agudice el dolor y el cansancio.
Otras veces aparecen síntomas que ya habíamos padecido, normalmente se trata de antiguas crisis curativas que fueron cortadas antes de finalizar el proceso.
En algunos casos también sentimos intensamente emociones como rabia, tristeza, abatimiento, etc.
La crisis curativa por lo general dura unos tres días y se inicia con ligero dolor o incomodidad que puede llegar a tornarse más severo hasta que se haya alcanzado el punto de completa expulsión. Después de este punto los síntomas disminuyen progresivamente.
En algunos casos puede alargarse una semana o más, por ejemplo si estamos bajos de energía o si la toxicidad  es muy alta. 

¿QUÉ HAGO DURANTE EL PROCESO DE CRISIS?
Cuando estamos experimentando un proceso de crisis curativa es aconsejable:
o Tomar los síntomas como algo positivo, pensar que el cuerpo se está limpiando y darle la oportunidad de hacerlo, dejar que se complete.
o Si ha sido desencadenada por una terapia concreta, continuar con esa terapia.
o  Beber abundantemente,  preferentemente agua.
o  Descansar todo lo posible.
o  Permitir la expresión de las emociones que aparezcan.
En cualquier caso, cuando la crisis es muy aguda o se prolonga más de tres días, puede ser recomendable consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente.

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