¿QUÉ ES UNA CRISIS CURATIVA?
Nuestro cuerpo tiene los recursos necesarios para adaptarse al medio y recuperar la salud
cuando es necesario. También posee la sabiduría
para utilizarlos. Todos los sistemas del cuerpo trabajan juntos para eliminar los
productos de desecho y regenerar los tejidos. Cuando
hay un exceso de toxinas que pueden comprometer la salud, provoca una crisis
curativa para eliminarlas.
Podemos decir que una crisis curativa es un proceso de
purificación o limpieza de nuestro cuerpo, que se traduce en una
serie de síntomas.
Según Constantin
Hering, reconocido homeópata:
"La
mejora y la curación se producen de dentro a afuera. Los síntomas desaparecen
desde arriba hacia abajo. Las molestias van desde un órgano importante a otro
menos importante. Los síntomas desaparecen en el orden inverso a su
aparición".
¿PORQUÉ SE PRODUCE?
Nuestra actual forma
de vivir y de alimentarnos nos
lleva a acumular numerosas toxinas. También algunos traumatismos externos y cirugías
provocan adherencias e inmovilidad de los tejidos, en los que disminuye el
aporte sanguíneo y la capacidad de eliminación.
Por otro lado, es habitual consumir fármacos que cortan estas crisis cuando aparecen y, de este modo,
se produce más acumulación de las toxinas en los tejidos corporales, generando
procesos patológicos crónicos. Cuando, por alguna razón, el cuerpo es incapaz
de completar sus crisis de curación naturales, enfermamos.
La crisis puede producirse de
forma espontánea o derivada de algunas
dietas de desintoxicación y de terapias
no agresivas, en las que se trabaja favoreciendo los mecanismos de autocuración del cuerpo, como la
terapia craneosacral o la osteopatía visceral, entre otras.
En el caso de la terapia craneosacral y la osteopatía
visceral, es habitual que se produzcan crisis curativas en las primeras
sesiones, aunque no ocurre siempre. Cuando los tejidos se van recuperando, las
crisis van disminuyendo.
Es importante conocer estos los síntomas porque si no
podríamos pensar que el tratamiento nos empeora y lo dejaríamos, cuando ocurre
justo lo contrario. Los síntomas son pasajeros y
después disfrutamos de la mejoría. El tejido intersticial, ya limpio
de toxinas, permite un mejor intercambio sanguíneo, comienza a nutrirse y poco
a poco va regenerándose. Aunque empecemos a sentirnos mejor, el proceso completo de regeneración suele tardar algunos meses.
¿COMO LA EXPERIMENTAMOS?
Las reacciones físicas que se experimentan durante una crisis curativa suelen
ser de carácter agudo como por
ejemplo: erupciones en la piel, náuseas, fiebre, dolor de cabeza, somnolencia, estreñimiento,
diarrea, resfriados, otitis, sudoración, abscesos o furúnculos o cualquier otro
medio del que el cuerpo se valga para liberar las toxinas.
En ocasiones se produce un empeoramiento de los síntomas actuales, es posible que se agudice
el dolor y el cansancio.
Otras veces aparecen síntomas
que ya habíamos padecido, normalmente se trata de antiguas crisis curativas
que fueron cortadas antes de finalizar el proceso.
En algunos casos también sentimos intensamente emociones como rabia, tristeza, abatimiento,
etc.
La crisis curativa por lo general
dura unos tres días y se inicia con
ligero dolor o incomodidad que puede llegar a tornarse más severo hasta que se
haya alcanzado el punto de completa expulsión. Después de este punto los síntomas
disminuyen progresivamente.
En algunos casos puede alargarse
una semana o más, por ejemplo si estamos bajos de energía o si la
toxicidad es muy alta.
¿QUÉ HAGO
DURANTE EL PROCESO DE CRISIS?
Cuando
estamos experimentando un proceso de crisis curativa es aconsejable:
o Tomar los síntomas como algo positivo, pensar que el cuerpo se está
limpiando y darle la oportunidad de hacerlo, dejar que se complete.
o Si ha sido desencadenada por una
terapia concreta, continuar con esa
terapia.
o Beber abundantemente,
preferentemente agua.
o Descansar todo lo posible.
o Permitir la expresión de las emociones que aparezcan.
En cualquier caso, cuando la crisis
es muy aguda o se prolonga más de tres días, puede ser recomendable consultar
con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente.
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