En nuestro último post, Los trastornos infantiles y la Terapia Cráneosacral, os contábamos que la Terapia Cráneosacral es una técnica manual muy sutil, muy suave, pero de gran profundidad y efectividad.
Y que el principal objetivo de esta es
localizar los desequilibrios del sistema cráneosacral en todo el cuerpo y
ayudar a llevarlos de nuevo a la normalidad.
Como avanzamos en el post anterior, hoy profundizaremos
sobre los efectos y beneficios de la Terapia Cráneosacral en los recién nacidos
y bebés.
La Terapia Cráneosacral
está especialmente indicada para ayudarles en los siguientes casos, más o menos
comunes:
· Niños nacidos
con parto difícil o mediante cesárea.
· Asimetrías
craneales (plagiocefalia) y posturales.
· Niños con
inquietud y/o llanto nocturno.
· Problemas de
vista y oído.
· Pérdida del
apetito.
· Problemas de
dentición.
· Estreñimiento
y/o problemas gástricos.
· Escoliosis,
cifosis.
· Problemas de tipo respiratorio y/o
digestivo.
· Problemas ortopédicos
· Estrabismo
Además de los casos que acabamos de citar y que se dan
con relativa frecuencia, esta terapia es de gran ayuda en los desordenes
neurológicos, problemas de integración sensorial, convulsiones, retraso en el
desarrollo y otros. Estos casos son menos frecuentes y merecen un artículo
exclusivo para hablar de ellos y de cómo puede ayudar la terapia cráneosacral.
Un
juego de niños
Con los bebés y los niños pequeños la
Terapia Cráneosacral funciona con especial eficacia, ya que siempre se aplica
desde el más profundo respeto, apoyo y escucha.
Una sesión de Terapia Cráneosacral con
un bebé o un niño pequeño se plantea
como un juego, de forma que la experiencia le resulte agradable.
Los niños poseen una gran sabiduría
interior y, a menudo, saben lo que necesitan. Por eso, buscamos su colaboración,
su aceptación y su permiso, nos ponemos a su servicio de forma que el trabajo
pueda realizarse de la forma más adecuada y profunda posible.
El
parto y sus consecuencias
Por desgracia, España es
el segundo país de Europa en partos instrumentales sólo superado por Irlanda, según el Informe Europeo sobre Salud
Perinatal, euro-peristat 2010.
Los partos que se producen con ayuda
de agentes externos, como la anestesia epidural, la oxitocina, la utilización
de ventosas o fórceps, o la intervención mediante cesárea, pueden hacer que
para el neonato el parto sea una experiencia más difícil y complicada, incluso
traumática, que la de un parto totalmente natural.
Las consecuencias para el recién
nacido que experimenta este tipo de partos con ayudas externas es que se crean tensiones
en sus membranas durales o cabalgamientos de sus delicados huesos del cráneo,
lo que puede manifestarse en diferentes síntomas.
También los partos más naturales, cuando
la presentación del bebé no es la adecuada, pueden ser traumáticos para el
recién nacido, por ejemplo cuando se presenta de nalgas, de frente, de cara, y
otras. O cuando el cordón umbilical rodea su cuello.
Incluso en un parto aparentemente
normal, en ocasiones la presión de la cabeza del niño sobre la base pélvica
durante las contracciones suele crear compresiones en la base del cráneo, las
cuales a su vez afectan al sacro.
El
trauma
El trauma vivido durante el proceso
del parto tiende a resolverse de manera natural en los días o semanas posteriores.
Sin embargo, en muchas ocasiones no ocurre así.
Estos patrones traumáticos a menudo
permanecen durante toda la infancia y la vida adulta, produciendo una amplia
gama de disfunciones como depresión, migraña, sinusitis, dolor de columna, cansancio
crónico, dolores menstruales, problemas intestinales, y un largo etcétera, y contribuyendo al debilitamiento
del estado general de salud tanto física como psíquica.
De hecho en la consulta con adultos
ocurre frecuentemente que el cuerpo necesita revivir la experiencia del parto
para poder mejorar estos síntomas crónicos mantenidos en el tiempo desde la
infancia.
No nos olvidamos de la mamá
Desde luego que no. Es obvio que el
parto es cosa de dos y es fundamental cómo lo vive la mamá.
El recién
nacido o el bebé y su mamá son considerados como uno en la terapia
craneosacral, y no solo se tiene en cuenta el proceso del nacimiento, sino
también la concepción y la etapa de gestación.
Ni del papá
Tampoco.
Si bien es cierto que el proceso de gestación y del parto incumbe de manera
física a la madre y al recién nacido, el papel del padre es muy importante
emocionalmente.
De lo fundamental del padre en la concepción no hay duda,
pero ¿y durante la gestación y el parto?
A partir de ahí el grado de implicación por parte del
padre es muy variable y depende en gran medida del entorno social, cultural y
de los nuevos modelos de familia.
Sea como sea, nosotras, como terapeutas, tenemos siempre
en nuestra mente y nuestro corazón al padre y a la madre del recién nacido, así
podemos ver al bebé como un individuo completo.
La
prevención
Sería totalmente recomendable que
hiciéramos un reconocimiento de desequilibrios cráneosacrales en los neonatos a
las pocas horas del nacimiento. Y en los bebés tal y como hacemos con las
visitas periódicas y reguladas a nuestro pediatra.
Este reconocimiento, llamémosle,
“preventivo” podría ser muy útil en la detección y prevención de problemas que
se manifestarían más tarde a lo largo de vida.
En España ya hay algunos hospitales
privados y públicos que lo recomiendan, pero aún queda un camino largo por
recorrer.
Para concluir, os recordaremos que la
Terapia Cráneosacral es tan suave que está indicada para recién nacidos y bebés
no sólo a modo de prevención, sino como terapia integral, ya que el tratamiento
puede ayudar en casi cualquier afección, aumentando la vitalidad y
permitiéndole al cuerpo utilizar sus propios procesos de autocuración.
Si tienes
alguna sugerencia, duda, inquietud o quieres saber más sobre el tema que hemos
tratado aquí o sobre otros temas que sean de tu interés, por favor, no dudes en
contárnosla y te ayudaremos con muchísimo gusto.
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