jueves, 5 de diciembre de 2013

La identidad



¿Quién soy yo?

¿de dónde vengo? ¿adónde voy? Son tres preguntas a las que la filosofía, la metafísica o las religiones han tratado de dar respuesta desde hace muchas generaciones. Son preguntas que como seres humanos nos hacemos en algún momento de la vida. Y aunque empezamos a buscar respuestas un poco más adelante, ya desde muy niños podemos darnos cuenta si hay controversia entre lo que siento que soy y lo que me dicen que soy.
Aunque es un tema muy complejo, podríamos resumir que la identidad es la base en la que se conforma el yo. Su formación es un proceso que comienza a configurarse desde el momento del nacimiento y junto a las experiencias biográficas vamos creando una imagen sobre nosotros mismos, la que nos permite actuar de forma coherente según lo que pensamos e interactuar así con otros individuos.
Podemos tener conciencia de nuestro yo en distintos niveles, por lo que podríamos hablar de una identidad corporal o física, sexual, una identidad familiar, socio-cultural, incluso de especie.
Los conflictos de desarrollo de identidad pueden ser consecuencia de varios factores, como la forma en que fue nuestro nacimiento (por ejemplo, existe menor conciencia de nuestro cuerpo cuando nacemos por cesárea), de la ruptura o el olvido de nuestra cultura ancestral o de nuestros genes ancestrales o de los efectos de los estereotipos sociales en nuestra experiencia biográfica.
Con la terapia cráneo-sacral ayudamos a conectar los tejidos y en muchos casos el niño o el adulto comenzará un proceso de liberación somatoemocional en el que se revive el nacimiento, dándole la oportunidad de conectar con los recursos necesarios para recuperar la información tisular que no fue posible tomar en el momento real del parto.
El trabajo con constelaciones familiares permite integrar en nuestro corazón y en nuestra conciencia lo que por diversas razones fue separado o excluido: unos padres, un país, una cultura...

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