sábado, 23 de noviembre de 2013

Terápia cráneo-sacral




Un sistema craneosacro saludable es de importancia vital para el desarrollo y buen funcionamiento del cerebro y la médula espinal.
La terapia cráneo-sacral trabaja con el pulso del líquido cefalorraquídeo, el elixir o aliento de la vida, como otros autores le llaman.

Las membranas meníngeas recubren y se insertan en el interior del cráneo, bajan libres por el tubo dural y se vuelven a fijar al sacro, cubren el encéfalo y la médula espinal, y contienen el líquido cefalorraquídeo, encargado de nutrir el cerebro.

Este importante sistema se mantiene en un continuo movimiento de llenado-vaciado o flexión-extensión,  que puede ser alterado por cualquier restricción en su trayecto, creando un cambio de presión en el circuito, pudiendo provocar un síntoma en otras estructuras incluso lejanas al origen de la fijación.

Los huesos del cráneo tienen entre sí un espacio y movimiento milimétrico, cuando estos se compactan, provocan tensiones en las membranas y de nuevo el sistema se ve comprometido.

Con nuestras manos podemos detectar el pulso del líquido cefalorraquídeo, al igual que el respiratorio o arterial y sentir las compactaciones óseas. Trabajando sutilmente es posible restablecer el ritmo y liberar las suturas óseas, eliminando los síntomas dolorosos y aumentando la energía vital.

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